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Andres Vancook

Una vergüenza, pero algo totalmente real, tan actual como arcaico y tan triste como socialmente arraigado.


Mientras veía el video de un representante de la nación, un senador, un fantoche de tres pesos que aunque rico y procedente de cuna brillante, carente de educación emocional, razonamiento lógico y falto de hombría, se presentaba en las redes sociales como una gracia más, no solo dejaba ver la inmunda calidad de persona que se carga, sino también una encarnada dolencia de malas costumbres.


En el video se ve como una mujer, esposa del senador de la república, transmite en directo una reunión virtual, la cual era acompañada por comida. Mientras el espectáculo ridículo de comer y hablar con huesos en la mano como romanos en la corte, la pobre mujer carente de educación y valores trata de encajar en un medio que no la favorece. Obviamente parece todo una escena de una película de Hollywood barata, donde la caracterización de los personajes es exagerada y desequilibrada.


El puerco, comiendo costillas y haciendo ruidos exagerados al comer, habla con su tono de superado y una actitud de soberbia, pidiéndole a su esposa, sumisa y con poca capacidad de razonamiento que esconda su delgada pierna de la cámara. Ella, sin saber bien donde está parada en la vida y desubicada o quizás mal orientada ríe y se justifica, pidiendo perdón en reiteradas ocasiones.


El pomposo alfeñique susurra entre costillas con BBQ y una manzana en la boca que baje la rodilla, que no enseñe la pierna, que para eso mismo la adquirió en calidad de cosa como esposa.


Y ella pide perdón.


Ella es la mujer que perdió toda dignidad, cuya familia debería avergonzarse de haber dado tan pocos valores y amor, es la triste mujer con un marido con dinero que la humilla y denigra a cambio de estabilidad económica.


Denigrante. Esa pequeña nuestra de una maña costumbre que no tiene nada que ver con hombría, masculinidad ni poder, sino todo lo contrario, dejo el telón abierto a temas muy delicados.


¿Qué personas nos gobiernan?


Este pobre tipo con una papa en la boca no es mucho pero hoy sirve para ejemplo de lo que no debemos aceptar ni queremos volver a ver en puestos públicos.


¿Cómo podríamos esperar un trato justo para las mujeres en manos de un gobernante que solo se siente satisfecho si su propia esposa es una esclava que no utiliza el cerebro para hacer valer los valores básicos de una mujer?

Pidió perdón por ser. Imagino el día a día en ese matrimonio caricaturesco. Obviamente ella no va a cambiar. Hasta regaños y más humillación le ha de tocar de suerte en los próximos días. No dudo que hasta la culpe de su futuro fracaso.


Este pobre tipo es un cáncer para la política de México, para las mejorar que tanto hacen falta. Es una vergüenza. Es un cáncer que hay que extirparlo y no dejarlo crecer.


Ojalá que no le pegue y la traume aun más. Esta lacra pedirá perdón hasta en tres idiomas antes de comprender que el secreto de los seres humanos está en aceptar nuestros errores de corazones y cambiar.


Pero eso no ocurre en tres minutos. No lo entenderá.



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