Una niña de catorce años se quiere quitar la vida luego de que una amiga de la misma edad le contara sus problemas por teléfono a la noche. Ambas han platicado sobre el suicidio, sin comprender mucho que después de eso no hay vida, no hay vuelta. Ellas hablan de eso porque eso es lo que ven en su realidad día a día. Noticias que hablan solo de muerte. Muerte y más muerte. Seguramente han escuchado a algún amigo o familiar comentar sobre los suicidios, o tal vez han visto a alguien colgando en algún parque cercano a la casa, informadas por vecinos que seguramente tomaban fotos con se celular como si se tratara de un evento digno de retratar y guardar en el teléfono personal. La niña, consternada por los problemas en casa, víctima del encierro que nos encerró a todos, el aislamiento prolongado y los problemas que esto tare. La crisis económica de su mamá, quien corre con todos los gastos de la casa sola. Quien teme y es víctima de muchas crisis emocionales al mismo tiempo y sin querer muchas veces descarga su frustración en su pequeña. Esto es más común de lo que parece. Esta niña de catorce años maneja redes sociales hace mucho tiempo, recibiendo contenido de todo tipo, licuando sus emociones a gran velocidad. Mirando realidades cercanas a pocos centímetros de su cara, absorbiendo como esponja la basura de otros de manera normal. Escuché sobre esta niña y como papá de dos niñas siento miedo. Esta pequeña se lo comentó a otra niña muy cercana a mi familia, quien a su vez tratando de cuidar el secreto rompió en llanto. Ese llanto lleno de frustración y de confusión. Otra semilla más que siembra la muerte. Ahora, esta jovencita cercana tiene en su memoria la falsa ilusión de que ante los problemas, esta es una posible salida. La puerta falsa. Hay que entender que a esa edad, los y las jóvenes están limitados en muchos aspectos de su razonamiento y su capacidad de interpretar las cosas. Por más difícil que sea su entorno hay una parte de la madurez que no ha llegado a madurar. Tenemos que estar cerca, tratar estos temas, explicar que es lo que ocurre. Dar esperanza, acercarles a posibles salidas, otras puertas en donde puedan escapar incluso cuando están a solas recibiendo malas noticias por mensajes a la madrugada. A veces formamos burbujas alrededor de nuestros seres amados con el afán de protegerles y de aislarlos de todo aquello que les pueda afectar. Pero es necesario y urgente que insertemos realidad y solución en sus mentes. No sabemos qué tipo de pláticas tengan con sus amigos, ni tampoco sabemos qué grado de contaminación carguen esos niños, jóvenes o adolescentes por cauda de su entorno. Por lo tanto, sus realidades pueden invadir sin querer y por error la mente de aquellos amigos que como a todos nos pasa, corremos en ayuda de los nuestros. Una niña de 14 años hablando de suicidarse porque una amiga le platica que piensa suicidarse. Este mundo sobre cargado de basura, información y falsa realidad a través de las redes sociales electrónicas a veces nos puede mal aconsejar. Por eso invito que pongamos de nosotros, usando nuestras redes, nuestros espacios, para difundir el mensaje de alerta. Para estar preparados y tomar cartas en el asunto con aquellos pequeños o no tan pequeños que estén en casa. Tenemos mucha carga, mucho trabajo, muchas responsabilidades. Pero no olvidemos que en todos los órdenes de la vida, deberíamos actuar como EL AMO CON SU PERRO. Quien no solo debe darle las croquetas para que vivía feliz, también hacen falta caricias para conectar y que reconozca claramente nuestra voz para sentirse acompañado.
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