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Andres Vancook

El mundo era fácil y abusábamos de cualquier tipo de medida de protección ante gripes o cualquier enfermedad contagiosa. Llenábamos conciertos, foros y estadios gritando cuerpo a cuerpo sin importar la propagación de virus o bacterias. La diferencia estaba en que no teníamos diagnosticado el miedo al contagio.

Ahora somos portadores del miedo, sintomáticos y hasta hipocondriacos.

Estamos en el año del nacimiento del miedo psicológico y la paranoia mundial. Combinado a las estadísticas de muerte nos bombardean con desempleo y crecimiento económico de los países.

¿No será un poco mucho?

No era tan difícil pensar en estudiar por medio de videos de YouTube. Tampoco tener las manos limpias para lo básico del contacto humano. Ni tampoco ser más solidarios, pensar más en los ancianos y consumir más productos locales.

No era difícil, pero lo veíamos imposible.

Pero el virus chino nos demostró todo en poquitos días. Que no teníamos el control ni éramos tan fuertes. Que no hay súper potencia que tenga la infraestructura necesaria para una pandemia de este tipo. Que los gobiernos harían comunismo en medio de una crisis.

También se probó que no hacen falta 3 años para descubrir una vacuna y que podemos comprar y hasta agradecer la ayuda de quienes generaron el mal.

Nos fuimos acostumbrando a la distancia, a lo nuevo y a contar los muertos. Aun así, vemos a lo lejos la esperanza de regresar a lo de antes.

Quizás ni tan modernos ni tan preparados. Esta porquería hizo pedazos un año completo, quebró los sistemas de salud, llevó como hoja al viento la economía y la sociabilidad.

Quédate en casa, mantente alejado, no toques, no te toques, cúbrete. Pero las fronteras abiertas demostraron que vulnera a la población. Retener demasiado tiempo genera parálisis y asustar, enfermedades mentales.

¿Qué pensarán los niños de la actualidad en unos años?

El futuro nos espera con paginas llenas de historia sobre el miedo y el terror de una generación que veía a lo lejos la peste negra y creía distante una guerra bacteriológica. El terror viral se manifestó de la mano de los creadores chinos y la guerra epidemiológica fue una realidad por medio del COVID19, el cual generó pánico y descontrol en todos los sistemas médicos mundiales.

La flexibilidad del virus fue notable, le toca a cualquiera, sin respetar horarios, medidas de seguridad, horario ni sexo. Tampoco es de sintomatología entendible, ya que puede dar de varias maneras, combinarse con otras enfermedades como la influenza y a la vez puede repetirse la enfermedad (o al menos los diagnósticos misteriosos pueden dar una y otra vez positivos)



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