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Andres Vancook

Hablan de que quieren igualdad, luchan por los derechos y atacan con odio a personas sin importar cuánto destruyan sus vidas, dos casos rápidos; Chumel Torres y Barbara Del Regil, humillados, expuestos y juzgados por su opinión o un mal comentario.


Ojo. Todo da vueltas en la vida. No quisiera ver a alguien siendo hundido en redes por cosas de la vida y recordar que hacía leña del árbol caído. Después viene el arrepentimiento.

Nadie es quien para juzgar a otros. Ni tan moral para cuestionar con acusaciones la integridad de los demás.


Bien dice el dicho, nadie es profeta en su tierra. Aunque me gustaría anexar: EL EXITO NO SE PERDONA.


Cada uno de ellos, trabajador, constante y con muchísimos seguidores. No olvidemos que este juego macabro en el cual estamos jugando se trata a veces de seguir al que no quieres y escupirle digitalmente desde el anonimato de un nickname y un avatar que siquiera te represente.


Hay personas expertas en apagar la luz. Suelen ser personas sin brillo propio. Pedir igualdad y ser igual que los malos también te hace malo. Pedir por los derechos de un sector y atacar desde redes a un caído es cobardía y alevosía.

No quiero profundizaras en temas como la envidia, el miedo al éxito, las frustraciones o el abuso de poder. Vamos a enfocar este tema en algo más sencillo...


¿Enserio no se ve el daño al alma?



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