đAquel lugar
Cuando pienso en algĂșn lugar emblemĂĄtico de mi infancia, quizĂĄs no por lo divertido sino por lo mĂstico que me parecĂa, no puedo dejar de mencionar al GUSANO LOCO. Un juego mecĂĄnico icĂłnico del Parque RodĂł. Parque "pequeño, no Disney ni similar", ubicado en un barrio que lleva su mismo nombre, desde el cual se puede apreciar la rambla de Montevideo (la ciudad donde naci) La Ășltima vez que vi este juego, ya habĂan pasado algunos años de uso de la maquinaria, humana y de metal. Ya no era tan fantĂĄstico como lo recordaba a mis doce años, cuando tomĂ© esta foto que hoy comparto. El gusano loco ya no es aquel lugar que solĂa ser, o al menos no me atare tanto, ni es tan mĂstico. QuizĂĄs si me produce algo de nostalgia, pero no mucha. Mis recuerdos se hicieron demasiado reales para ser un objeto de mi niñez que recordaba de manera tan magnĂfica. AQUEL LEJANO URUGUAY †El esplendor se resumiĂł a un viejo juego ruidoso, con partes de lata, las antenas apuntando para lugares incorrectos y mal pintado. Incluso la gracias haber pegado un chicle abajo del asiento, se habĂa transformado en un lugar peligroso, porque al parecer hace años vienen pegando gĂ©rmenes en sus gomas de mascar, y nadie los quita al terminar el turno. En sĂ, el juego es simple, solo gira en cĂrculos repetidas veces hasta que comienza a realizar el mismo recorrido pero a la inversa. Eso dura aproximadamente dos minutos. Hasta que frena y uno debe descender del juego para que entre el prĂłximo turno de niños. Niños que quizĂĄs dado el poco cambio de juegos que hay en Uruguay, un dĂa serĂĄn adultos y verĂĄn tambiĂ©n con nostalgia al endeble gusano de metal. Imagino que cualquier adulto uruguayo en la actualidad sabe de quĂ© estoy hablando. Pero este es un texto que intenta ilustrar mis sentimientos y no pretende ser histĂłrico ni documental. Por eso es que lo puede digerir fĂĄcilmente cualquier ciudadano del Mundo. Como dato adjunto para algĂșn posible viajero inquieto o curioso, el Parque RodĂł no es un lugar seguro de visitar por las noches. Al parecer la poca seguridad y el aumento de pandillas por algunas zonas del parque lo convierten en un sitio hostil. Andres Vancook
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