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Andres Vancook

Qué horror de año. Muertes, muertes, muertes. No para la ola de muerte en la TV la radio ni las redes. Despedidas, velorios, cremaciones, más muertes. Las películas no preparan para esto, ni las de zombis. Estamos metidos en un tsunami de caos en medio de temas políticos y económicos de tensión. LA EPIDEMIA nos dejó claro que no estamos preparados y que todo lo que creíamos puede ser tan falso como los que luchan en masa por justicia y racismo pero no quieren ver a una persona afroamericana interpretando a la sirenita de Disney.


Lo he pensado y manifiesto mi teoría de que los psicólogos tendrán abundante tarea en los próximos años.


Estábamos surfeando sobre la ola de una generación exagerada, creyente de control y libertad absoluta, de influencers y de personas interpretando más personajes que Cantinflas en toda su carrera. La mente se atrofia si no se usa, se cocina si está expuesta a mucho calor o se contamina si se llena de basura, pero este tema aún no estamos preparados para abordarlo. No entendemos mucho porque ni los científicos encargados de la pandemia lo terminan de entender.


Es prácticamente una apuesta de casino decir donde terminará esto. Llega un momento que es muy obvio, donde todo se aclara y pienso que la única alternativa es la apuesta mayor, salir sin miedo y buscando protegerme lo máximo posible, pero las ideas se aclaran con fuerza y caigo en la lógica de la situación, VAMOS DIRECTAMENTE AL ENCUENTRO CON LOS VIRUS. No se puede confiar en nada, solo protegernos de una manera lógica, usando el sentido común.


Lo ilógico ya dominó el juego varios meses, en los cuales había que evitar los cubrebocas porque eran inútiles, donde no se cerraron las fronteras porque eso no servía, donde escuchamos y repetimos QUEDATE EN CASA. Pero nada terminó y las fechas son cada vez más ridículas. El segundo brote, la mutación del virus, las vacunas que no estarán en años, los hospitales llenos, la gente respirando aire contaminado por las mascarillas, las muertes que no paran y los datos que nos dicen que muere más gente por obesidad que por el virus Chino. Muerte, muerte, muerte. Todo es muerte y no para, quizás antes era igual pero nos habíamos hecho inmunes a eso.


Quizás saber que mueren decenas de mujeres víctimas de FEMINICIDIOS al día no era ruidoso. Los altos índices de homicidios, suicidios y violencia sexual contra menores no eran tema de conversación, el sentido común fue vencido por la costumbre de dar vuelta la cara. Pero ahora lo dice LA OMS, un grupo de burócratas mantenidos por un sistema que los aísla de la realidad de los países. Sería bueno sacar a esos parásitos a recorrer el mundo entero antes de emitir juicios y recomendaciones que llegaron tarde a este caos y nos llenaron de miedos. Problemas para resolver en medio de la desconfianza que generan los supuestos científicos acusados de corrupción política e intereses particulares.


Pero no me crean a mí, solo basta con mirar el escenario mundial como está acomodado. No hay más que miedo y muerte, entre millones de personas que ya no tienen ni para comer. Los psicólogos serán muy necesarios recuerda eso.


Los conflictos raciales habían sido mucho más violentos que con Floyd, y también habían sido grabados en video. Hasta películas les han dedicado al tema, pero el panorama no era el mismo. Ahora hay caos mental por el encierro, por las estadísticas, las gráficas y los científicos haciendo show mediático. Quédate en casa... Quédate en casa, mírame a las 7. Eran las 7 de la tarde y aparecían 100 mil personas mirando en línea las transmisiones de Facebook sobre los datos técnicos del día. A la mañana siguiente alguien informaba mañana al presidente y el declaraba que la conferencia de las 7 había sido seguida por millones.


A tal punto llegó el éxtasis que en medio de la crisis se dijo que ya no se requeriría más de espacios federales en radio ni televisión. No eran millones, eran miles. Los datos no se los pasan reales a nuestra máxima autoridad, hay demasiada necesidad de hacer política y promoción y los que imponen NUEVA NORMALIDAD se aferran a VIEJAS COSTUMBRES. No quiero seguir hablando de muerte, porque se le está faltando el respeto a la vida, incluso ya se está haciendo cualquier tipo de manifestaciones en los velorios en torno a los cajones de muerto, parece que el respeto al muerto está perdiendo la lucha contra las redes sociales. No olvidemos que no hace mucho salieron a la luz unos ídolos digitales africanos cuya gracia es bailar cargando el cajón... y de lo real a la fantasía hay un paso. LA REALIDAD ESTÁ SUPERANDO A LA FICCIÓN.


Se realizan fiestas sobre los cajones, se juegan partidos de fútbol y hasta hacen bailes eróticos sobre el difunto, obviamente, todo tiene que ser grabado y subido sino no cuenta. Esto va a pasar a la historia unos olvidaremos de todo, quedarán anécdotas y muchas dudas sin resolver. Creo que habrá una configuración nueva en todo, pero habrá quienes se aferren a tratar de vivir como antes del triste episodio que manchó el inicio de la década de los 20. Dios nos cuide a todos y nos dé un día más de salud, vida y tolerancia. Pero sobre todo sabiduría para sobrellevar este tsunami de locura.



TSAUNAMI VANCOOK
TSAUNAMI VANCOOK

www.andresvancook.com

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