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Andres Vancook

Sin duda todos somos producto de un milagro, de miles de casualidades que se juntaron para dar con ese pequeño momento en la historia en el cual nos crearon. Ese día de la concepción que no se recuerda como fecha especial, pero sin duda alguna fue el momento 1 en toda vida humana.


Mucho se habla del destino y de la existencia de un camino marcado para cada quien, el cual inicia en el nacimiento y se establece como final en nuestra muerte, también se habla sobre el éxito en la vida de las personas, en el cual radica su base en el esfuerzo y sacrificio de aquel que quiere encontrarlo. Pero también se habla de LA SUERTE.


Yo soy de los que atribuye muchísimo de lo que nos ocurre al destino, el cual estoy convencido de que está minado de SUERTE y momentos CASUALES que terminan siendo o grandes glorias o grandes fracasos.


No dudo ni un segundo que ese factor es crucial a la hora de marcar una vida, sea cual sea el comportamiento del ser, debe existir suerte, la que a su vez creo ya estaba marcada por ese destino que lo sabe todo.


Casos formidables de éxito suelen ser determinados por un pequeño momento en la historia de una persona, una decisión, una persona que influyo, un sendero bien elegido que nos lleva al camino correcto. Tal es el caso del futbolista argentino MARADONA, quien ya cosechaba éxitos deportivos cuando un partido de futbol en México lo transformaría de ídolo a leyenda.


La famosa mano de Dios, en la cual mete un primer gol histórico con la mano (acto prohibido en las reglas de futbol) pero por la suerte o el destino ya escrito, el árbitro quizás no vio el detalle y marca como válido aquel primero de los dos goles épicos contra Inglaterra en el mundial de 1986.


Todo lo demás ya es historia, los sucesos ocurridos aquel día dejarían al hombre en un lugar casi sagrado para su país. El cual se encontraba en aquellos precisos momentos en guerra por las Malvinas contra Inglaterra, lo que anotaría un tercer gol para catapultar y endiosar al astro del gol tramposo.

Pero no importó, la tecnología aún no estaba a la altura de visualizar esos detalles y poder determinar la valides del gol.


El gol se dio como válido y por eso quería tomarlo como referencia para expresar mi gratitud y convencimiento del poder de la suerte.


En este claro ejemplo, esta suerte cambió la vida de un hombre para siempre, sin importar que estaba siendo favorecido por culpa de varios errores. La suerte está, y se nutre de la vida misma.


Cuando alguien cuestione la suerte y le atribuya todo el mérito al esfuerzo del hombre, comentele esta historia y pondrá en duda cualquier teoría.


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