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Andres Vancook

En el paraíso hay angelitos, los demonios rondan por fuera de las murallas blancas. Así es la vida en el cielo, al igual que en la tierra estamos aislados de lo que ocurre en el espacio.

Hay exploradores tanto en la tierra como en el cielo. Por aquellos lados celestiales hay ángeles exploradores que salen a ver cómo está todo por fuera de los recintos placenteros del paraíso. Aquí mandamos naves espaciales con astronautas, pero no llegamos muy lejos.

En la tierra teníamos todo bajo un supuesto control hasta el año 2020, cuando un virus ya pronosticado por científicos y millonarios filántropos se hizo presente, China puso su contribución mundial y esta vez no con productor de baja calidad y duración.


Como una especie maleficio que se pronosticaba desde las grandes cúpulas de poder, hicieron una estrategia maldita para lograr sus objetivos comerciales y de posicionamiento. Todo estaba fríamente estudiado, el desmoronamiento social de EEUU, quién estaba sostenido con hilos cabello de ángel, la débil estructura hospitalaria que incluso los países primer mundo tenían para afrontar este tipo de pandemias. Estamos hablando de un tipo de enfermedad que muta y tiene diferentes reacciones en distintas edades. Para la cual hace falta tener respiradores para rescatar algunos pacientes desde el pasillo de la muerte.


Respiradores artificiales fueron la primer preocupación, luego el terror de los sistemas de salud al ver a los médicos y enfermeras enfermar. La muerte se midió en graficas donde se puso a los países a competir por los peores números. El panorama fue devastador al ver todos los lugares vacíos, una parálisis social que sin duda estaba programada por la maldad de los Chinos en el poder. Todo esto en un año electoral de los Estados Unidos y en medio de una guerra por petróleo y tecnologías de la comunicación.


Nos hicieron avanzar 30 años en comunicación digital en pocos meses, nos re dirigieron nuestras malas costumbres alimenticias, de higiene personal y comprobaron que pueden distanciar a la gente. Ya fue suficiente.


Estamos esperando una vacuna mágica que no cubrirá todos los espectros de esta mutación maligna que crearon, pero ahí la llevamos con el espíritu esperanzador que caracteriza a la raza humana.


Los Chinos al poder no midieron algo, ya que si esto fue una especie de venganza y búsqueda del control, estaban afectando a todos los demás en su paso, lo cual tarde o temprano les pasará factura, porque de esta, despertaremos y haremos recuento de daños, y al igual que ellos se revolcaron entre la baba de la venganza y el resentimiento, no pasará mucho tiempo hasta que sean muchos los que entiendan el origen y las intenciones de este ataque inhumano.


Los chinos al poder vendieron y exportaron más mascarillas N95, Respiradores y artículos de protección sanitaria que nunca. Ojala que les dé para mucho ese presupuesto. Ya que son considerados por el comercio mundial por sus bajos precios en manufactura y productos de bajo costo en volumen. Pero puede que algún país paralizado tome cartas en el asunto y en medio de esta crisis de salud y económica puedan poder a trabajar sus motores productivos.

Tendríamos que pensar en un mundo sin el apoyo de los chinos para producir, son muchos pero no son todos. Sus millones de habitantes no superan la mitad del total de humanos en la tierra, ojalá se encuentren maneras de tener panoramas fructíferos sin depender de hacerlos más ricos. Porque así como llenaron al mundo con su virus, puede que tengan más planes de control a corto y mediano plazo, dejarles el camino abierto sería un despropósito mundial. Teniendo en cuenta que todos los países tienen tratos comerciales con China, es de esperar que no levanten la voz en medio de este desastre epidemiológico. Pero como dice el dicho “CALAVERA NO CHILLA, PERO JUNTA BRONCA”

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